Conocer modus operandi de los delincuentes, clave para enfrentar robo al autotransporte
/en NoticiasSi bien es claro que actualmente el delito no se puede controlar, sí existen algunas claves que pueden permitir a las empresas de transporte actuar para, en cierta medida, evitar ser víctimas.
Hacer frente al robo del autotransporte de carga en México es una carrera de obstáculos que algunas veces se antoja insalvable. Tan sólo durante el primer semestre de 2023 el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) determinó que el delito de robo al transporte de carga incrementó 11.5% en comparación con 2022.
Si bien la cifra está desactualizada debido a que se implementó una “nueva metodología para el registro y clasificación de los delitos y las víctimas, para fines estadísticos”, según la página oficial del SESNSP, el dato es relevante, puesto que demuestra que lejos de contener y/o retroceder en este tipo de delitos, el país vive una emergencia en las carreteras.
“No es un tema menor”, detalló en entrevista Sergio González, director general de ALTO México, con referencia a los altos índices de robo al transporte de carga. “Es algo que desafortunadamente no ha venido a la baja, por el contrario, cada vez se han ido sumando nuevas zonas de riesgo en el país”, abundó.
Si bien es claro que actualmente el delito no se puede controlar, sí existen algunas claves que pueden permitir a las empresas de transporte actuar para, en cierta medida, dejar de ser víctimas de la delincuencia organizada.
González detalló que el primer paso es detectar los modus operandi más comunes y con base en ello elaborar estrategias tanto preventivas como correctivas, pero sobre todo en el tema punitivo. “El gran problema es que si no hay consecuencia estamos permitiendo que esto continúe y se agrave”, aseguró.
Las bandas delictivas han mutado para ser organizaciones que funcionan de manera esquematizada y que se valen de tecnología de punta, por ejemplo, en el caso del robo al transporte de carga utilizan inhibidores de señal GPS (los llamados jammer) para que no se puedan detectar las unidades.
Destaca que en enero de 2020 entró en vigor el decreto por el que se adicionó el artículo 190 Bis a la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión, y un artículo 168 Ter al Código Penal Federal, en materia de bloqueadores de señales de telecomunicación, con lo que se materializó la “Ley Antijammer”.
A pesar de que en teoría la fabricación, comercialización, adquisición, instalación, portación y/o operación de jammers se castiga con penas de entre 12 y 15 años, la realidad de su uso sigue siendo común. Ante ello, la respuesta de ALTO es el uso de tecnología y el monitoreo constante de las unidades, así como la implementación de protocolos en caso de riesgo.
“Otro modus operandi es la simulación de accidentes para que las unidades sean obligadas a detenerse y en ese momento se cometa el delito. Otra de las estrategias que hemos detectado son los retenes falsos y, por último, las persecuciones a los vehículos, hecho que puede llegar a ser más violento”, comunicó González.
El director general de ALTO México refirió que en su experiencia ha detectado que los delitos se dan en mayor medida en las inmediaciones de los centros de distribución (cedis), “aquellas unidades de transporte que salen de algún cedis son víctimas de robo, más del 50% de los vehículos que salen de estos recintos han sido atacados”.
Esto se imputa principalmente al trabajo logístico de los delincuentes, pues en muchas ocasiones cuentan con personas dedicadas vigilar los movimientos de las cargas, las rutas y las empresas.
Para hacer frente a esta realidad ALTO define que se debe tratar de estar un paso adelante de los delincuentes, hacer rotaciones de los horarios, buscar redundancia en los sistemas de seguridad, hacer la detección correcta de las desviaciones de las unidades y en caso de que suceda algún delito es necesario hacer una denuncia y darle seguimiento. “Porque sin estas acciones estamos permitiendo que esto no tenga consecuencias y se perpetúe el crimen”, identificó González.
Para robustecer la seguridad, ALTO cuenta con un área de inteligencia que se beneficia de la captación de información, análisis de los datos y generar acciones. “Bajo ese concepto podemos actuar de manera preventiva o correctiva ante la delincuencia organizada”, indicó.
La empresa dedicada a asesorar empresas para proteger activos físicos como en movimiento, ha recopilado y analizado datos sobre estas actividades delictivas, encontrando que las principales zonas de riesgo donde ocurren más atracos a transportistas son:
- Ciudad de México: Gustavo A. Madero, Azcapotzalco, Iztapalapa.
- Estado de México: Atizapán, Chalco, Cuautitlán Izcalli, Circuito Ext. Mexiquense, Nezahualcóyotl y Tepotzotlán.
- Puebla: San Martín Texmelucan y el corredor Esperanza.
- Jalisco: Guadalajara, Tlaquepaque y Tlajomulco de Zúñiga.
- Querétaro.
- Nuevo León: Carmen y Ciénega de Flores.
- Guanajuato: Apaseo El Alto.
- San Luis Potosí.
- Veracruz: La Tinaja.
- Tabasco: Centro.
Fuente: T21